
Gigantismo en Ecuador: análisis del primer reporte publicado en 1841 Vol. 45 Núm. 1: Mayo 2024
la paciente a pesar de su proporción “armoniosa”.
Aunque se ha considerado que la acromegalia y el gigantismo parecen ser variantes clínicas
de una única patología (sobreproducción de GH), las alteraciones genéticas específicas
podrían determinar el desarrollo de una u otra forma clínica. Tanto la acromegalia
como el gigantismo tiene una gran probabilidad de morbilidad por las consecuencias
de la exposición crónica a la sobreproducción de GH y al exceso de IGF-1. Ciertamente,
el exceso crónico de IGF-1 se asocia con una mayor tasa de mortalidad, sobre todo por
complicaciones cardiovasculares, mientras que el control bioquímico puede normalizar la
tasa de mortalidad en estos pacientes a la de la población general.
Una historia clínica y un examen cuidadosos son esenciales en todos los casos y podrían
identificar individuos con defectos genéticos congénitos asociados a la enfermedad
(Hernández 2020). La hormona del crecimiento (GH) se produce en la hipófisis y su síntesis
y secreción están reguladas por la estimulación e inhibición del hipotálamo, de manera
principal a través de la hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH) y la
somatostatina, respectivamente.
El efecto principal de la hormona de crecimiento es estimular la producción del factor de
crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF)-1, sobre todo en el hígado; de manera conjunta,
la GH y el IGF-1 regulan crecimiento celular y el metabolismo y son los responsables del
crecimiento normal durante el desarrollo, además de preservar la composición corporal
normal en la edad adulta (Asa and Ezzat 2021).
Dentro de las causas de gigantismo debemos descartar (Beckers et al. 2018; Korbonits et
al. 2024a): causas tumorales, gigantismo hipofisario, otras causas endócrinas (pubertad
precoz, hipertiroidismo, hipogonadismo, deficiencia familiar de glucocorticoides),
desórdenes cromosómicos (síndrome de Klinefelter 47, XXY; 47, XXX; 47, XYY), obesidad
infantil, causas metabólicas, síndromes asociados a hipercrecimiento (Beckwith–
Wiedemann, Marfan, Loeys–Dietz, X frágil, Sotos, Weaver, Simpson–Golabi–Behmel),
otros síndromes raros (Lujan–Fryns, deleción 19p13.13, Gorlin–Goltz, CATSHL, mutación
NPR2), causas genéticas (MEN1, McCune–Albright, Carney, FIPAs, duplicación Xq26.3,
GPR101, mutaciones AIP).
En definitiva, nos encontramos ante el caso de una mujer adulta de apariencia
relativamente normal con hipercrecimiento armónico que inició a los 13 años de edad,
con amenorrea primaria, y que a la fecha de su descripción presentaba facies tosca,
probable cifosis, hiperpigmentación, cambios acrales y aparentemente no tiene trastornos
neuropsiquiátricos; se desconoce el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios y
sus habilidades cognitivas. Por las características específicas de esta paciente, se podría
descartar que se trate de talla alta familiar e hipertiroidismo y las patologías iniciales
a investigar, deberían ser: exceso de GH/IGF-1, deficiencia de aromatasa, estrógeno
resistencia, deficiencia de receptor α de estrógeno, hiperplasia adrenal congénita de inicio
tardío (Meazza et al. 2017; Corredor et al. 2019).
Los estudios a realizarse en una persona con gigantismo estarán relacionados fuertemente
por los hallazgos clínicos. En la mayoría de los casos será de utilidad la determinación de
la maduración ósea. Se debe realizar la determinación de hormona de crecimiento, IGF1 y
prolactina. Se completará el estudio con una RNM de hipófisis. Además, de ser necesario
será de utilidad la determinación de gonadotrofinas, esteroides gonadales y suprarrenales
y en las niñas la ecografía pélvica para investigar el grado de desarrollo de los genitales
internos y la posible presencia de quistes o tumores, etc. Puede requerirse también el
realizar un cariotipo (Rial et al. 2001; Corredor et al. 2019).
Debido a que la secreción de GH se produce de una manera pulsátil, la medición aleatoria
de los niveles de GH no es útil; por lo tanto, para el diagnóstico debe medirse el valor de
IGF-1, si la IGF-1 es alta se debe determinar los niveles de GH antes y después de un test
de tolerancia oral a la glucosa para confirmar el diagnóstico (Bello y Garla 2023). En caso
que se sospeche de anomalías genéticas, en la actualidad se disponen de pruebas como:
secuenciación de exoma, pruebas de reordenamiento genético (CGH), o secuenciación
dirigida a genes específicos (Ramírez-Rentería and Hernández-Ramírez 2024).
El tratamiento óptimo del gigantismo está orientado en tres pilares fundamentales como lo
son cirugía, radiación, terapia farmacológica con análogos de la somatostatina, agonistas
de la dopamina, antagonistas del receptor GH (Makri and Lodish 2019; George et al.
2022). El gigantismo no tratado reduce la esperanza de vida de quienes lo padecen, por
complicaciones como diabetes mellitus, hipertensión y secreción alterada de cortisol por
tumores de la hipófisis (Takada et al. 2020; Korbonits et al. 2024b). Desconocemos cuantos
años llegó a vivir la paciente y si después de su hallazgo presentó alguna enfermedad
crónica no transmisible.