Celulasas en el camarón Litopenaeus vannamei
Segovia et al.
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tratados con antimicrobianos, antifúngicos y
antiprotozoarios disminuyó en relación a las
muestras no tratadas (Tabla 1) apoyando la
hipótesis que la celulasa activa a pH ácidos (pH 4-6)
puede tener un origen fúngico o microbiano. Estos
resultados concuerdan con los datos de bacterias
aisladas del tracto digestivo de Penaeus aztecus que
describen a una o más celulasas junto con lipasas,
amilasas y quitinasas (Dempsey y Kitting, 1987).
Esta capacidad multienzimática sugiere un alto
potencial de degradación por parte de estas colonias
microbianas. Pero su funcionalidad va a estar
restringida a las condiciones ambientales del tracto
digestivo (pH, niveles de oxígeno, disponibilidad
de nutrientes (Tuyub-Tzuc et al., 2014).
En el caso de la celulasa con actividad a pH básico
(10.5) puede tratarse de una celulasa producida de
manera endógena por el camarón. Estos datos son
apoyados por lo encontrado por Byrne et al. (1999)
que identicó el cDNA de una endo-1,4-beta-
glucanasa de 469 aminoácidos, denominada CqEG,
generada en el hepatopáncreas del crustáceo Cherax
quadricarinatus. Este gen es similar en estructura a
los encontrados en los genes de endoglucanasas
funcionales de cucarachas y termitas (Watanabe y
Tokuda, 2001). Estudios de comparación genética
han identicado a estos genes pertenecientes a la
familia de glicosil hidrolasas (GFH) 9 celulasas
(Byrne et al., 1999) similares a los encontrados en
termitas lo cual sugiere un origen común entre las
células de insecto con la de crustáceos. Es posible
que las enzimas de celulasas hayan evolucionado
en diferentes linajes de los crustáceos en relación
con sus preferencias alimenticias principalmente
en los herbívoros (Crawford et al., 2004).
Las evidencias observadas en este estudio favorecen
la combinación de enzimas celulósicas endógenas
y simbióticas para la digestión de la pared celular
vegetal en L. vannamei. La participación cooperativa
de celulasas de diferentes fuentes (simbiontes
y hospederos) con diferentes características
enzimáticas proveen de un mecanismo exitoso de
digestión de dietas ricas en celulosa (Tanimura et al.,
2012). De igual manera debemos tomar en cuenta
que la composición de la ora bacteriana varía con
la dieta ya que un porcentaje de microorganismos
ingresan al tracto digestivo con la comida. De ahí,
la importancia de estudios más profundos sobre la
comunidad microbiana permanente y la itinerante
asociada al camarón y las capacidades enzimáticas
de cada una de ellas. Este estudio no descarta la
posibilidad que las fuentes de celulasas no sean
efectivamente de microorganismos resistentes a los
antimicrobianos utilizados.
iniciando su actividad en el hepatopáncreas para
posteriormente volver a activarse en el intestino
medio. En insectos se ha propuesto una recirculación
de enzimas que puede ser aplicado también a los
crustáceos (Espinoza-Fuentes et al., 1984)
La actividad celulolítica detectada en el desarrollo
ontogénetico del camarón fue baja e inestable,
una condición reportada también en el análisis
comparativo de enzimas digestivas en cuatro
especies de crustáceos incluyendo dos especies de
Penaeus realizada por Luqing (1997). A pesar de
evidenciar actividad celulolítica, la inestabilidad en
la actividad a lo largo del tiempo de desarrollo de los
ensayos y la baja actividad observada no permitió
cuanticar la actividad relativa. El pH óptimo
determinado en el rango de 6.5 a 9.5 sugiere que
puede haber una mezcla heterogénea de enzimas
por un origen múltiple de los extractos obtenidos
considerando que en los tanques de cultivo hay
larvas provenientes de nauplios desovados a partir
de diferentes hembras ovadas; por otro lado, este
amplio rango de pH observado puede indicar la
presencia de enzimas producidas por la larva y/o
por microorganismos asociados, a pesar del uso
y aplicación de antibióticos en los tanques de cría
(Narváez-Trujillo, 1990).
En el caso del adulto, se encontró actividad
enzimática para celulasas a dos pHs: 5.0 y 10.5 en el
hepatopáncreas y de pH 5.0 en el intestino (Segovia-
Salcedo, 1996). La actividad relativa (mU/animal)
de las dos enzimas del hepatopáncreas es similar
y cada una de estas tienen una actividad tres
veces mayor a la encontrada en el intestino. Estos
resultados sugieren la presencia de dos posibles
celulasas, una de ellas podría ser transportada
desde el hepatopáncreas al intestino. Los datos
de actividad de celulasa con un rango ácido
concuerdan con lo observado en estadio larvario
(Narváez-Trujillo, 1990). Una alternativa a esta
interpretación es que hay la producción de una
celulasa en el hepatopáncreas que tiene dos rangos
de pH para su actividad, en este caso aún se sostiene
la posibilidad que la enzima del hepatopáncreas se
movilice al intestino y actúe a un pH más ácido que
la del hepatopáncreas. En ninguno de los dos casos
se invalida la participación de actividad celulásica
por parte de microorganismos asociados como
sucede en otros crustáceos (Zimmer et al., 2002).
Celulasas de origen fúngico y microbiano presentan
actividad enzimática dentro de los rangos
encontrados en el intestino (pH 5) (Wang et al., 1994;
Guillén et al., 1987; Kaya et al., 1994; Copa-Patiño et
al., 1987; Espinoza-Fuentes et al., 1984; Tuyub-Tzuc
et al., 2014). Adicionalmente, la actividad enzimática
de los extractos provenientes de los organismos