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REMCB 39 (2):135-142
INTRODUCCIÓN
La película lagrimal juega un papel importante en
el mantenimiento y metabolismo corneal y
también está involucrada en la calidad de la
imagen retiniana. El estado de esta parte influye
directamente en la agudeza visual y la integridad
del epitelio corneal, cuya función es la mecánica
del lavado de restos celulares del ojo mediante el
parpadeo y los movimientos oculares (Garg et al.
2006).
La película lagrimal preocular es una delgada
película líquida que cubre la córnea y la
conjuntiva bulbar. La lágrima es una delgada
capa compuesta de agua, electrolitos,
antiproteinasas, sustancias nitrogenadas, hidratos
de carbono y esteroles que conforman la capa
acuosa, mucínica y lipídica cuyo propósito es: a)
regularizar el epitelio corneal para evitar la
presencia de aberraciones visuales que podrían
disminuir la calidad de la visión; b) nutrir la
córnea, pues este es un tejido avascular y no
puede autonutrirse, por lo que se sustenta de los
vasos sanguíneos llegados hasta el limbo
esclerocorneal y de los elementos contenidos por
la lágrima; c) eliminar cualquier organismo
externo que haya llegado a nivel ocular; d)
reaccionar ante la presencia de bacterias, gracias
a una enzima que la integra, la lisozima, la cual
destruye la pared del patógeno (Bowling 2016).
Se han establecido límites cuantitativos y
cualitativos para establecer la composición
normal de la película lagrimal. Las lágrimas
constituyen la película precorneal almacenada en
el saco conjuntival y secretada a una velocidad de
1-2 µl por minuto; su volumen líquido es de
alrededor de 5 a 10µl (Garg et al. 2006).
La alteración de las glándulas lacrimales,
afección del sistema palpebral y trastornos de la
posición de los párpados (ectropion, entropion),
se debe a múltiples factores. Algunos son
ambientales y otros fisiológicos; los hormonales
pueden ser causados por la disminución de los
niveles de andrógenos, neuro-inmunológicos, los
cuales se agravan después de los 60 años de edad.
Existen otros factores coadyuvantes:
farmacológicos, nutricionales, disgenesias
glandulares (malformaciones), inflamatorias,
tumorales y enfermedades sistémicas asociadas
con esta. Las personas que realizan sus
actividades diarias frente a dispositivos
electrónicos (computadora, teléfonos, tablets,
etc.) y /o que usan lentes de contacto por tiempo
mayor al recomendado pueden presentar, de igual
manera, alteraciones de la película lagrimal.
Factores ambientales como la exposición a clima
seco, corrientes de aire, pueden acelerar la
evaporación lagrimal generando sensación de
irritación producida por la exposición de las
terminales nerviosas de la córnea, las cuales
deberían estar hidratadas permanentemente.
Por tanto, y debido a la característica
multifactorial de la lágrima, es importante
determinar los tipos de alteración de la película
lagrimal más frecuentes en poblaciones que viven
en zonas, cuyos factores de riesgo pueden ser más
preocupantes.
Quito, ciudad andina que se encuentra a una
altura de 2 800 metros, se localiza en las
coordenadas geográficas 0°58’53’’ N y 0°41’37’’
S y entre 77°58’53’’ O y 79°3’27’’ O. Se
encuentra ubicada al norte de los cantones
Rumiñahui y Mejía y al sur de la provincia de
Imbabura; al oeste limita con los cantones Pedro
Vicente Maldonado, Los Bancos y la provincia
de Santo Domingo de los Tsáchilas y al este, con
los cantones Pedro Moncayo, Cayambe y
provincia de Napo (Secretaría Ambiental DMQ
2016).
Debido a su topografía y ubicación, Quito
corresponde a una zona ecuatorial templada
donde la cantidad de lluvia varía desde zonas que
tienen precipitaciones menores a 400 mm anuales
hasta 4 500 mm (área Noreste). Las condiciones
orográficas influenciadas por la orientación de las
vertientes, relieves de alrededores de las cuencas
y la variación de la altitud en el Distrito
Metropolitano de Quito pueden constituir otro
factor dañino para la salud visual de la población
radicada en ella. (Secretaría Ambiental DMQ
2016).
Estudios realizados por Calonge y González
(2008) demostraron que los sujetos expuestos
a dos horas de ambiente adverso controlado,
aumentaban los síntomas de sequedad; lo que
altera la calidad de la película lagrimal y después
presenta signos del síndrome de ojo seco.
En el 2015, se publicó una investigación del
Instituto de Neurociencias de Alicante, en la cual
descubrieron que la proteína TRPM8 ubicada en
la superficie corneal, es el sensor encargado de
medir la hidratación de la película lagrimal sobre
la superficie del ojo; estas terminales son las
encargadas de corregir los desequilibrios; en caso
de existir alguna alteración en esta proteína, el