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el 15 % de las defunciones por neoplasias; para el
año 2016, esta se ubica como la décima causa de
mortalidad en los países de altos ingresos y la
vigésimo quinta en países de ingresos medios
(WHO 2017, Abajobir et al. 2017). La mortalidad
por CM ha experimentado notables cambios en
los últimos años, en el período 2006-2016; se ha
reportado un descenso del 9,9 % anual en las
tasas ajustadas de mortalidad a nivel mundial
(Abajobir et al. 2017).
Según la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), en América, más de 408 000 mujeres
fueron diagnosticadas de CM, y 92 000
fallecieron en 2012 (OPS 2018). América del
Norte y el Caribe registraron las tasas de
mortalidad más elevadas por CM; por otro lado,
Centroamérica, a pesar de presentar las tasas de
mortalidad más bajas, presentó los peores
resultados en cuanto a supervivencia de la región
(America Cancer Society 2014). Las
proyecciones en las Américas señalan que para el
2030 el número de mujeres diagnosticadas de
CM aumentará en un 46 % (OPS 2018).
En el estudio de Di Sibio et al. (2016), las tasas
de incidencia estandarizadas por edad por CM
más altas se reportaron para Argentina, Brasil y
Uruguay (entre 67,7 y 71,9 casos por cada 100
000 habitantes) y las más bajas para Bolivia con
12,7 casos por cada 100 000 habitantes y El
Salvador con 7,9 casos por cada 100 000
habitantes. Ecuador reportó una tasa de
incidencia estandarizada por edad de 34, 4 casos
por cada 100 000 habitantes.
En Sur América, las tasas de mortalidad
estandarizadas por edad por CM más altas se
reportaron para Argentina y Uruguay con 19,4 y
20,5 defunciones por cada 100 000 habitantes
respectivamente); las más bajas para Perú con 6
defunciones por cada 100 000 habitantes y
Ecuador con 6,1 defunciones por cada 100 000
habitantes (Di Sibio et al. 2016).
Los principales factores de riesgo asociados al
CM son generalmente casos del sexo femenino,
luego está el envejecimiento; sin embargo, hay
combinaciones de factores de riesgo tales como
alteraciones genéticas (genes BRCA1 y BRCA2),
inicio temprano de la menstruación, embarazo
tardío o ningún embarazo, comienzo de la
menopausia después de los 55 años de edad;
otros, el sedentarismo, la obesidad, uso de terapia
hormonal combinada, uso de anticonceptivos
orales, antecedentes familiares de CA,
tratamiento con radioterapia y el consumo del
alcohol y tabaco, todos estos incrementan la
probabilidad de desarrollar CA (America Cancer
Society 2017, CDC 2018, Chacaltana y Guevara
2003).
De acuerdo con el Instituto Nacional de
Estadística y Censos (INEC), el CM fue el
responsable de 551 defunciones en el año 2015;
para el mismo año, se ubicó en el décimo tercer
lugar de las principales causas de mortalidad
femenina y tercer lugar de mortalidad por
neoplasias dentro de este mismo listado (Rosero
y Guerrero 2015). En Quito, para el periodo
1985-2013 el CM reportó una tendencia
estadísticamente creciente del 1,9 % anual de la
tasa de incidencia y del 2,7 % en la tasa de
mortalidad ajustada por edad (Cordero 2018). El
objetivo del presente estudio es analizar los
cambios en la tendencia temporal y describir la
carga de la mortalidad, mediante el indicador
Años Potenciales de Vida Perdidos (APVP), la
mortalidad de CM en el Ecuador en el período
2001 a 2016.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se diseñó un estudio ecológico de series de
tiempo. Los datos de mortalidad se obtuvieron de
los registros de “Defunciones Generales” de los
años 2001 a 2016, elaborados por el Instituto
Nacional de Estadística y Censos (INEC)
(INEC
2018a). Este registro incluye la “causa básica” de
defunción codificada a partir de la Clasificación
Internacional de Enfermedades (CIE); para
aquellas de 2001 y 2016, se seleccionaron los
casos por CM en mujeres con código C50 según
la décima clasificación (CIE-10). Se excluyeron
aquellos casos reportados en hombre y en
aquellos, en los cuales no se especificó la edad.
Los datos poblacionales se extrajeron de las
estimaciones poblacionales de los censos 2001 y
2010 realizadas por el INEC (INEC 2018b).
Se calcularon las tasas crudas de mortalidad para
cada año; igualmente, las tasas específicas por
grupos de edad (20-29, 30-39, 40-49, 50-59, 60-
69, 70-79, igual o mayor de 80 años). Además, se
calcularon las tasas ajustadas por edad para la
población a partir de los 20 años, a través del
método directo, empleando el estándar de
población de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) (Ahmad, Boschi-Pinto y Lopez
2001). Todas ellas son expresadas por cada 100
000 mujeres /año. Para aquellas de mortalidad y
sus intervalos de confianza, se recurrió a una hoja